AMLO mejora su aceptación, pero no reduce el rechazo – Cuádruple empate en cabeza a la espera de los independientes – Marina y ejército, bien valorados a pesar de la estrategia del miedo

En la medición nacional de SABA Consultores del pasado 15 de diciembre Morena parece avanzar, al igual que su líder López Obrador, mientras hay un receso en el interés por la política, que desciende a un 54,9%, que aun siendo un porcentaje notable representa advertencia negativa dada la tendencia al alza de las últimas mediciones. Vuelve el desencanto hacia todas las opciones políticas. Incluso Morena desciende en identificación partidista, aunque obtiene advertencia positiva en intención de voto, con un 13,2 %, al igual que AMLO como opción presidencial, con un 19 %. Esto evidencia la fuerte identificación entre partido y líder, en la cual aquél no sería nada sin éste, una suerte de sinécdoque consecuencia de la continua insistencia en el culto a la personalidad de Andrés Manuel. Puede existir AMLO sin Morena, pero no al contrario.

En PRI y PAN las cosas no están tan definidas, como tampoco en las alternativas independientes. Los priístas siguen sin revelar cuál será su movimiento de cara a las presidenciales, mientras que en el PAN, aunque Margarita se perfila claramente como la opción más popular, queda mucho por andar. Por ejemplo, Moreno Valle mejora lentamente su aceptación, y obtiene advertencia positiva como opción a la Presidencia en respuesta espontánea. Las alternativas independientes, de momento, no pasan de ser una entelequia, porque mientras no se perfile un candidato, el no desdeñable porcentaje de aquéllos que se decantan por ellas es sólo un manifiesto de intenciones, pues no se sabe qué candidatos aparecerán. No debemos caer en la trampa de pensar que un candidato independiente es algo así como la Vitacilina, que igual sirve para quemaduras como para comezones, ni menos reducirlo a un simple voto de castigo por desencanto de las demás opciones, sin un mínimo análisis de lo que pudiera ofrecer el “independiente” en cuestión.

Aun con el avance de AMLO, las preferencias políticas en caso de elecciones presentan un cuádruple empate técnico, con ligera ventaja del PAN sobre PRI, Morena y los independientes. De estos últimos muchos piensan que la malévola estrategia del PRI en esta ocasión es la de fragmentar el voto opositor mediante oscuras alianzas con ciertos personajes que presentarían su candidatura a tal efecto. Yo eso no lo sé, porque no lo veo, pero si veo la estrategia del entorno de AMLO, sobre todo el mediático, que viene durando años: una campaña atroz contra EPN y una promoción del miedo para reunir alrededor de Andrés Manuel a cuantos temerosos haya de las catástrofes que anuncia el mesías de Tabasco. Para esto le ha venido de perlas la aparición de Trump, que es el enemigo perfecto para presentar a AMLO como único salvador posible. Con enemigos reales así, creo que no sería necesario inventar otros, y menos manchando el honor del ejército mexicano que ha entregado las vidas de casi cuatrocientos efectivos en la guerra con el narco. Quizá la planificación operativa de esta guerra no sea la correcta, pero agitar fantasmas de autogolpes como hace por ejemplo Denisse Dresser en un reciente artículo en Reforma no tiene calificativo. No me cabe duda de que la señora Dresser sería la primera en hacer un llamado al ejército si su seguridad personal dependiera de ello, les pasa a todos los que predican desde los púlpitos de la comodidad. La opinión popular, sin embargo, está lejos de este antimilitarismo de salón: Marina y Ejército son muy bien valorados en la encuesta. El personal mediático de AMLO está traspasando todos los límites con su estrategia del miedo, pero el miedo es libre y tiene doble filo: también genera temor hacia quien lo propaga, y por eso el Peje sigue siendo con diferencia el peor considerado como opción a la Presidencia. Los mexicanos necesitan un Presidente de todos y para todos, no un anunciador del apocalipsis.