El Divo de Juárez puede con Trump – El Bronco mejora sus números
¿A quién benefició la reunión de Los Pinos?
Con los datos de la última medición de SABA Consultores en la mano, lo primero que nos encontramos es el sorprendente dato de que el tsunami que ha supuesto la visita (y recepción) de Donald Trump no está entre los principales temas en mente de los nuevoleoneses. A la cabeza del “Top of mind” continúa Juan Gabriel, con un 12,2 %, y el encuentro entre Peña y el candidato queda muy atrás con sólo un 3,1 %. Se podría decir que en el momento de la medición ya habían pasado seis días desde la más que polémica reunión, pero más días han pasado desde el fallecimiento del Divo de Juárez, con lo cual las razones, al margen de la valoración de la envenenada visita que veremos después, han de ser otras. Probablemente un motivo sea la condición de aburrimiento que causa la política en general, como muestra la desafección partidista de un 63,5 %; por supuesto, el propio impacto social y artístico de la figura de Juan Gabriel, y también la preocupación, más urgente y primaria, centrada en la inseguridad, pues la suma de asesinatos, asaltos, muertes y conceptos similares supera el porcentaje que obtiene el fallecimiento del cantante. Del mismo modo, el principal problema para los encuestados continúa siendo la inseguridad, con un 44,2 %, pero hay que señalar que se observa un aumento en la inquietud en cuanto al desempleo, con un 4,7 %, que representa advertencia negativa, y los baches, con un 7,5 %, que es alerta negativa. En este último caso, se hace patente el fracaso del programa “Desembáchate”, que ha recibido multitud de críticas. En el pavimento (y en la política) parece que está claro que un parcheo no es más que pan para hoy y hambre para mañana. Tomen nota los responsables.
Pese a ello, el Gobernador obtiene un 40,8 % de aprobación, que representa alerta positiva, y una desaprobación del 48,9 %, que se mantiene estable. Como dato curioso, y no es la primera vez que pasa, en el hipocentro de esa alerta positiva (los que más la favorecieron) se encuentran, entre otros, los que aprueban también a Peña Nieto, y por contra, en el antihipocentro, están los que desaprueban al Presidente. Ya ven que sobre gustos no hay nada escrito… Las razones de esta alerta positiva hay que buscarlas seguramente en la buena recepción que han tenido las propuestas tanto de modificación de la ley electoral para evitar la discriminación de los independientes, como la de elección por votación directa de una fiscalía autónoma. Ambas son propuestas coherentes y de calado. A pesar de que, en estos días, Jaime ha estado especialmente locuaz (que ya es decir), y se ha descolgado con declaraciones de toda índole, metiéndose en jardines en los que poco o nada tenía que ganar, como el de las mamás naturales o el déficit policial. Yo soy de la opinión de que Jaime, a pesar de su natural tendencia al show, funciona mejor cuando usa menos el pico para hablar y más la pala para trabajar. Pero es sólo una opinión. Su enemigo público número uno, Rodrigo Medina, sigue siendo el último de la clase, con un 25,6 % que lo considera el peor político, a la espera de su cita del día 15.
Probablemente Jaime también se ha visto beneficiado porque, aunque como hemos visto, entre los nuevoleoneses no ha calado tanto el espinoso asunto de Trump, ha sido sin duda el tema dominante en los medios de comunicación y opinión. Cuando hablan de los demás, no hablan de uno, ni aunque el gobernador haya querido ser el chile de todas las salsas. La cosa es que Peña no se ha resentido en cuanto a aprobación, y sigue con un 20,9 %, pero es que del mero suelo es muy difícil caerse. He de reconocer que llevo varios días intentando hacer un ejercicio de comprensión acerca de las verdaderas causas y, sobre todo, los objetivos, de la reunión entre Peña y Trump. La explicación simplista que acusa al Presidente y su gabinete de mera estulticia me parece absurda, por mucho que nos quieran pintar un equipo de gobierno poco menos que de retrasados. No me sirve. Tampoco tiene para mí un mínimo de lógica la calificación de traición, pues todo traidor espera una retribución y nadie ha sido capaz de aclararnos cuál sería la misma, ni siquiera si el supuestamente adulado Trump llegara a la presidencia de EEUU. El término jurídico latino “Cui prodest?” (“¿A quién aprovecha?”) podría, cuando tengamos algo de perspectiva, aclararnos cuáles fueron los auténticos motivos de la reunión y cuáles sus resultados. En política casi nada es lo que parece. Veamos quién es, a la larga, el beneficiado, y no duden que habrá más de uno. Por mucho que digan algunos, la imagen de Trump, iracundo y mentiroso, no salió bien parada. Hillary, por el contrario, aprovechó la jugada para señalar no al Presidente de México, sino a su rival. La imagen de Peña Nieto sigue bajo mínimos pero, o la foto del G-20 fue extremadamente oportuna, u Obama no parecía muy disgustado con él cuando lo saludó. Vayan atando cabos con otros acontecimientos venideros y podremos ir sabiendo cuál es el verdadero fondo del asunto, que dista mucho de las opiniones maniqueas sobre políticos tontos y funcionarios incapaces. Dice Jorge Bustos que la ética, la estética y la pragmática son las variables que condicionan política y poder. Sin duda, la reunión con Trump no fue estética. Sólo el tiempo dirá si fue pragmática, y la gran pregunta es, ¿fue ética?